sábado, 15 de julio de 2017

ROMANCILLO

Yo también quisiera,
serranilla guapa,
allí entre las breñas
tener mi cabaña.

Y no bien despunten
las luces del alba,
gustar esa gloria
que da la montaña.

Llegarme a la vieja
capilla serrana,
y en su paz austera
decir mi plegaria.

Guardar los corderos
como tú los guardas,
corriendo tras ellos
por valles y faldas.

Ir así aspirando

la agreste fragancia

que brinda el poleo,

la menta y la salvia.



Escuchar las voces
del hilito de agua,
y tener cual ellas
cantarina el alma.

Quien busque allí amores
sabrá que no engañan;
son puros y firmes
como sus montañas.

¡Ah! ¡Cómo te envidio!,
donosa serrana.
¡Cómo por tu vida,
mi vida cambiara!

Nada aquí perdura,
todo es cosa vana;
la ciudad nos deja
siempre fría el alma…


Versos de Lía Gómez Langenheim

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