1
Mucha gente le ha
cantau
al paisano y a la
china
al fogón, a la
cocina
y a un flete bien
ensillau;
a un trigal recién
sembrau
que en las pampas
reverdece
yo viá contar sin
reveces
en esta ocasión tan
grata
la historia de “la
alpargata”
que también se lo
merece.
2
Ella estuvo en
todas parte
se te deben mil
favores
y en vez de
rendirte honores
solo tratan de
olvidarte.
El consuelo de mi
parte
te lo brindo por
amor
si hasta el más
fino doctor
también te tuvo que
usar
cuando no quiso
embarrar
sus zapatos de
charol.
3
Acompañaste al
resero
en su duro trajinar
y en la puerta del
corral
lo esperastes al
tambero.
Al costado de un
alero
en un clavo
amojosau
después que te
habían lavau
te colgaban pa’
secarte
pa’l otro día
encontrarte
firme y fiel, como
un soldau.
4
Nunca hiciste oído
sordo
Igual que el Negro
Falucho
supiste apagar el
pucho
girando en el dedo
gordo.
Hoy te miran como
estorbo
y eso me causa
dolor,
te arrimaste al
mostrador
a escuchar cuentos
y hazañas
bebiste gotas de
caña
cuando un vaso
tambaleó.
5
Te usó el peón, el
capataz,
mayordomo, el
estanciero
y más de cuatro
extranjeros
te usaron pa’
trabajar.
Con todos fuiste
igual
de rendimiento
pareja
nunca se te oyó una
queja
si un gordo en duro
porfiar
al no poderte calzar
tuvo que usarte en
chancleta.
6
Le diste abrigo a
mis patas
en días de crudo
invierno
allá por mis años
tiernos
chapaleado entre
las chacras.
Pisando bosta de
vacas
contra el pasto te
limpié
y con alambre te
até
cuando te habías
descosido
ya ves que yo, no
me olvido
del tiempo aquel,
que se fue.
7
El color negro no
empaña
lo grande de tu
fortuna
con la marca “Rueda
y Luna”
se batalló en las
campañas.
Chicos contaron tu
hazaña
al llevarlos a la
escuela
chancleteaste con
la abuela
de la cocina al
galpón,
y bailaste el
Pericón
al compás de la
vigüela.
8
Hoy me da pena
encontrarte
en un rincón
olvidada
molestás y a la
pasada
te tiran pa’
cualquier parte.
Es que vino a
reemplazarte
una marca con tres
tiras
me parece hasta
mentira
que alguien te
quiera igualar
ellos tal vez no
sabrán
la historia de tu
vida.
9
Fuiste la fiel
compañera
de aquel que te
supo usar
y yo te voy a
llevar
pa’ lucirte donde
quieras.
Hasta el día en que
me muera
que áhi viá pedir
un favor
dejen que sigan las
dos
en mis pies “las
alpargatas”
por áhi mi alma
sale a pata
rumbo a los campos
de Dios.
Versos de Juan
Carlos Gaffoglio
“El Cimarrón”
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