miércoles, 17 de mayo de 2017

ROMANCE PARA UN LADRÓN DE POTROS

La casaca azul del cielo
en noche tiñó su mallas
y le prendieron los astros
muchos botones de plata.

Al silencio, como a un niño,
lo tiene el campo en las faldas
y el frío corta las carnes
con los vidrios de la escarcha.

Con los arcos de los juncos
hieren su violín las ranas
y se han dormido los trinos
en los nidos de las zarzas.

El viento gime de frío
de frío lloran las ranas,
tiemblan de frío los astros
con frío temblor de lágrimas.

Tensa la luna en creciente
le tira flechas al agua,
flechas de luz amarilla
en sus cuernos afiladas.

Y el Uruguay lleva un largo
cansancio de eterna marcha
de tanto cargar la noche
desde el poniente hasta al alba.

Junto a la margen derecha
diez potros mojan sus patas
en la gran cinta viajera
oscura, celeste y blanca.

Diez potros todos tubianos
de cruzar noches lunadas;
negra de sombras los cuerpos
bruñida a luna las ancas.

Diez potros como diez vientos
arrancados de la pampa,
ebrios de salvaje instinto,
húmedos de selva gaucha.

El tropero trae a cuestas
el peso de cien jornadas
pero, encendido en el pecho
el candil de una esperanza.

Cuando venda los baguales
va a hacer milagros de plata.
Virtud que tienen los pesos
llegados a ‘manos santas’.

Al mayor de los gurises
le va a comprar alpargatas,
para que no haga descalzo
los mandados de la estancia.

Tricotitas, a los otros,
a su esposa, una frazada
y remedios al más chico
que, enfermo, dejó en la cama.

Un poncho para sus viajes,
bombachas, tabaco y caña,
que’s más invierno el invierno
cuando encuentra fría el alma.

Para no robar más potros
va a hacer milagros de plata,
porque le pesa el delito
como una cruz en la espalda!

¿Qué será de tus hijitos
si la corriente te arrastra
tropero de los diez potros
como diez vientos de pampa?

¡Tendrán más hambre, más hambre,
y más soledá en el alma,
tendrán más fríos sus cuerpos
y más angustias sus caras…!

Describe un círculo mágico
en el espacio una garza
de esos círculos que encierran
las tragedias ignoradas.

Y de la margen izquierda
-que ha enlutado la barranca-
le chista un ave agorera
de esas que anuncian desgracia.

Incansable se marean
remolinos de ondas trágicas.
Pero hay guardia río arriba
río abajo, también guardia.

Tejen mil manos, mil manos,
mortajas de espuma blanca
y hacen gárgaras las peñas
con el apuro del agua.

Un fogón de luna rota
arde del río en la entraña
y se levantan fantásticos
chisporroteos de plata.

Sigue la luna tirando
flechas doradas al agua
y hace borrones la noche
sobre la llanura pálida.

Hay en el frío más frío,
hay en la calma más calma
y en el lucero más brillo
más brillo de madrugada…

Porque atraviesa la noche
en el temblor de dos alas
al pico de las lechuzas
la mala nueva colgada.


Versos de Wenceslao Varela

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