lunes, 13 de febrero de 2017

CHINGOLO

Con seis años, inocente,
yorar a mares lo vieron
cuando sus padres murieron
en un fatal acidente.
Al no tener ni un pariente,
a una estancia lo yevaron
ande al pobre lo hacinaron
en un oscuro galpón;
tan solo un catre viejón
y unos trapos le tiraron.

Como perro abandonao
al pobre lo maltrataban,
y “Chingolo” lo apodaban
por su pelo apirinchao. (1)
Dende temprano, al mandao
del patrón o el mayordomo,
trabajaba con aplomo
y aunque siempre desengüelto,
lonjazo que andaba suelto
siempre le cáiba n’el lomo.

Sin conocer los halagos
de otros chicos de su edá,
jué triste su realidá
sin fiestas ni Reyes Magos.
Nunca conoció otros pagos
ni supo de festivales,
y pa’ colmo de sus males
sin enseñanza ni escuela,
su vida jué una secuela
de días tuitos iguales.

A los ponchazos creció
entre mensuales y piones,
alquiriendo condiciones
que con eyos aprendió.
Ya siendo mozo tomó
-ante su cruel situación-
la acertada decisión
de poner a tuito un broche.
Se hizo perdiz una noche
en el zaino del patrón.

Lo campiaron con esmero
por diferentes caminos
y hasta en los pagos vecinos,
sin hayar su paradero.
El tiempo que anda ligero
en su marcha jué avanzando;
noticias de cuando en cuando
del “Chingolo” se tenían,
solo chismes, que decían
de que andaba cuatreriando.

Golvía una noche oscura
aquel patrón inhumano,
cuando de pronto un paisano
se apareció en la negrura.
Se escuchó: ¡Aquí estoy basura!
y en menos de lo pensao,
solo con rebenque armao,
le dio tremenda lonjiada
que hoy dice la paisanada:
“El Chingolo … se ha vengao”.

(1      (1) Pirincho: mechón de pelo sobresaliente en la cabeza

Versos de Arnoldo Daniele

No hay comentarios:

Publicar un comentario