domingo, 13 de noviembre de 2016

EL CENCERRO

Como implorando ternura
de un corazón indolente,
triste el cencerro se siente
por la infinita llanura.
Y cuando al grito se apura
la “madrina” en su trotar,
comienza el eco a doblar
sus melancólicos sones,
como llamando a oraciones
en la hora crepuscular.

Ciertas nostalgias de ausencia
vuelca su canto al oído
como recuerdos traídos
de otra lejana querencia.
Y así, en continua insistencia,
va martillando sin tregua
adormeciendo a la yegua
que lo acuna en el pescuezo;
mientras acorta el regreso
dejando legua tras legua.

Cencerro tradicional
campanita peregrina,
sos en la pampa argentina
como un grillo de metal.
Cuando borra el temporal
del rumbo, la última estrella,
cuando la hacienda atropella
y apaga el viento el silbido:
vas gotiando tu sonido
como alumbrando la huella!

Sonajero que el destino
le dio al gaucho en su niñez,
y hasta la misma vejez
lo acompaño en su camino.
Cuando joven, era el signo
de una esperanza latente,
y al compas intermitente
de su música sencilla,
entablada la tropilla
galopaba alegremente.

Pero, la vida que quita
las ilusiones más bellas,
en el polvo de las huellas
las fue dejando marchitas…
siempre el cencerro se agita
con su continua canción,
pero, ya en el corazón
del pobre gaucho resero:
no es alegre sonajero
sinó un toque de Oración!

Y mañana en el olvido
de una cumbrera pendiente
lo mirará indiferente
quién ni sepa lo que ha sido!
Nunca jamás su sonido
se irá en la huella alejando,
solo algún gaucho añorando
tiempos para él más dichosos,
lo oirá, cerrando los ojos
mientras sueña recordando!


Versos de Pedro Boloqui

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