lunes, 30 de junio de 2014

MEDITACIÓN GAUCHA

La vida es ansina… Como correntada…
El arroyo lleva los troncos po’el medio;
ande hay más hondura, más juerte es el agua:
la vida es lo mesmo!...

las ramitas secas, van cerca’e la orilla-
ande el agua es poca, ande corre menos-
Van tranquilamente, como que caminan
por matar el tiempo.

Entre la resaca, suele hallarse un tronco;
las más de las veces, es porque está güeco;
si acaso está sano, es que pesa poco…
Será un pobre Ceibo…

Vide en ocasiones, a un árbol sanito-
de malo y dañino, arrancarlo el viento,
y hasta lleno’e flores, tirarlo en el río…
Como estando muerto.

Ese, como lleva las ráices muy hondas,
de a ratos se agarra y aflueja más luego;
al fin, poco a poco, las flores, las hojas,
se le van cayendo…

después, se le ruempen las ramas chiquitas
que en la orilla vemos,
y el tronco, pesado, sigue su destino…
siempre por el medio!...
……………………………………………
La vida es ansina: nos lleva boyando;
a unos por la orilla, despacio, serenos,
hasta que se quedan en algún remanso
pa’ pudrirse quietos…

Otros, van po’el medio, ande juerte corre,
ande no hay descanso, ande no hay sosiego;
ande el que es más blando, se ruempe a los golpes
y aguanta el que es güeno!...
………………………………………………….
No hay güelta que darle… Como correntada…
la hondura… la orilla… las ramas… los ceibos…
pa’ unos, floja y suave; pa’ otros juerte y brava…
…La vida es lo mesmo!...
                                                   (07/1930)
Versos de Romildo Risso    
                    -uruguayo-          

sábado, 28 de junio de 2014

ROJOS AMANECERES

Rojos amaneceres
que ayer me vieron
salir d’entre mi rancho
con cara’e sueño
pues regresaba
de pasarme la noche
sobre la almohada.

Sobre la almohada sí,
nido’e delicias,
donde me hacía un lugar
tu cabecita.
Tu cabecita sí,
¡donde andará!
¡Con quién la almohada
compartirá!

Rojos amaneceres
que ayer me vieron
salir d’entre mi rancho
con cara’e sueño,
con cara’e sueño
porque no duermo
por compartir la almohada
con tu recuerdo.


Versos de Lauro Viana

EL MAQUINISTA DEL TREN

Era un gaucho en el camino
aquel viejo maquinista
que otras veces fue foguista
en los trenes argentinos.
Por mandato del destino
nunca faltó su gauchada.
Remedios a la pasada
tiraba pa’l que enfermó,
y otras que recuerdo yo
que aquí viá dejar pintadas.

En épocas invernales
los ranchos se calentaron
cuando sus manos tiraron
carbón en los pajonales.
Y aunque servicios postales
también cumplían esos trenes,
vi que de los terraplenes
levantaste la tacuara
con la carta que dejara
alguien que un apuro tiene.

A veces el tren parabas
pa’ rescatar un herido
por esos campos “baldidos”
ande el dotor no llegaba.
Don Palacios me contabas
de otras gauchadas también,
por eso es que aquí me ven
con mi canto paisajista,
recordando al maquinista
y a aquel foguista del tren.


Versos de Tito Ramos

viernes, 27 de junio de 2014

MILONGA DE LOS BOLSEROS

Las cuatro justitas son
y ya llegó el capataz
con un farol “Petromax”
y va rumbo pa’l galpón.
Ya es un pueblo la estanción,
se ha iluminao la balanza,
camiones que sin tardanza
movilizan pa’l pesaje,
y se lo ve al paisanaje
recibir una ordenanza.

Cruje un portón que al abrirse
ha iluminao una franja
con un celaje naranja
que hasta el camión quiere dirse.
Al chasi’ ya veo subirse
a un “pistín” alcanzador,
otros cumplen su labor
de acomodar la planchada
y empieza la descargada
con un trote flor y flor.

Van por la fila novena
y traen un “burro” al “pilote”
y un estibador grandote
que prosigan les ordena.
Ya es pesada la faena,
cada escalón pesa más,
y ya no van al compás
del trote que antes traían,
pero todos le porfían
sin echar un paso atrás.

Ya se apagaron las luces
porque el sol está asomando.
Un churrasco ya está humeando
y el capataz se hace cruces,
les dice que no se abuse
del tinto, que hay que seguir,
un bolsero echó a reír
y entre risas esto opina:
“mientras esté en la Argentina
ninguno le va a prohibir”.

Pero vuelven al galpón
pa’ proseguir la descarga,
la mañana se ha hecho larga
allá en la “vieja estación”.
Se alejan en procesión
entre risas y alegrías,
y toda esa algarabía
se volvió silencio entero,
pero le falta al bolsero
medio jornal todavía.


Versos de Tito Ramos

viernes, 6 de junio de 2014

EL RANCHO

Yo vivo enamorado del viejo rancho
por tanto que lo quise, me lo testaron.
Y que bonito queda, todo de blanco
con techos de totoras: bayo tobiano.
Ni alambres ni tranqueras guardan cuidado,
es pa’ todo el que llega, hospitalario.
Si vas para mi  pago, volcá pa’l lado
que están los tamariscos y los paráisos,
de allí para adelante, seguí tranquiando
es una escasa legua hasta mi rancho.
Hace poquitos días cumplió cien años,
es hecho de chorizo y aleros amplios
y donde está el aljibe -rodeao de zaucos-
allí podés apiarte si andás montado.
Irán a recibirte los perros flacos
que buscaron consuelo de abandonados.
Debajo’e la solera, si vas venado,
encontrarás un resto, pa’ hacer bocado.

Si ves la puerta ‘el rancho, que está cerrada,
tirá nomás del tiento que abre la tranca.
En el jogón del suelo está la pava,
arrimale unas leñas, que nunca faltan,
y si llegás con ganas de acariciarla
podés matar el tiempo con mi guitarra,
con cintas y recuerdos está enfundada
y dice su sonido, de amor y patria.

Y pa’ cuando anochezca, mi buen amigo
vendré dando la güelta pa’estar contigo…


Versos de Roberto Reparaz

domingo, 1 de junio de 2014

EL GAUCHO MEDINA

Olfatiando la querencia
vengo de vuelta a mi pago,
por las ideas que me hago
no ha d’estorbar mi presencia.
Después de una corta ausencia
vuelvo a mis campos de ación,
campos que fueron y son
los produtores del trigo,
y el rancho de los amigos
del viejo crioyo fogón.

Por no verme desgraciao
causa de un arrendatario
que hasta el mismo comisario
se había puesto de su lao,
me fui al campo de un cuñao
después de vender la triya,
acomodé la tropilla
que an daba desparramada
y me alcé una madrugada
para evitar la rensiya.

No traigo más que’l montao
aunque algo de lejos vengo
pero, yo sé lo que tengo
debajo de mi recao;
más de una vez lo he probao
siendo todavía potriyo
lo compré en El Saladiyo
a un mayordomo de’stancia,
no le mezquino distancia
toda vuelta que lo ensiyo.

Me trái arriando el deseo
de meterme en una estancia
para absorver la fragancia
del campo en su reverdeo,
mesturarme en el rodeo
de los que ha quedao alguno,
y cuando fuera oportuno
cuadrándose la ocasión,
atracarle el mancarrón
al costiyar de un vacuno.

“¡Qué tiempos…!”,  dijo Medina
aqueyos que él recordaba
y el campo se trabajaba
en esta tierra Argentina,
era una cosa divina
ver los floridos trigales,
la estensión de los maizales
y diferentes forrajes,
y las carretas en viajes
acarriando los cereales.

Algo queda del pasao
a mi, me quedan los años,
con algunos desengaños
que los yevo resignao.
Bastante habré tironiao
como el güey de la carreta,
mi vida ha estado sujeta
a trabajar como pobre
pa’ poder tener un cobre
pa’ la carne y la gayeta.


Versos de Juan Quiroga