jueves, 29 de mayo de 2014

A MARTÍN GÜEMES

General Don Martín Güemes
vengo a traerle un abrazo
hecho guitarra y canción
en el nombre de mis gauchos
llego abrazando la historia
en su tiempo de soldado
romance de luna y sol
grabado a fuego en sus campos
en donde nació a la vida
la libertad de sus gauchos.

General Don Martín Güemes
quiero por medio de un canto
revivir sus energías
sobre el pecho del parnaso
para que los bien nacidos
de este mundo americano
sepan de que se hizo patria
gracias al primer soldado
que tuvo la independencia
y ese soldado fue el gaucho.

General Don Martín Güemes
si la distancia es un lazo
yo quiero pialar la historia
sobre el lomo del caballo
como pialaron sus hombres
de manos del adversario
las esperanzas perdidas
que al final recuperaron
por heroicos y valientes
es decir: de puro macho.

General Don Martín Güemes
no le extrañe lo que traigo
en mis humildes alforjas
y en mi pecho de cristiano
es que vengo con los suyos
con los míos y otros tantos
que templaron su coraje
al solo grito de un vamos
por defender a este suelo
y el derecho americano.

General Don Martín Güemes
yo su admirador soldado
en el nombre de la historia
hoy quiero reverenciarlo
pero si el destino adverso
o el tiempo llega a olvidarlo
como olvidaron a otros
si un día fuese ignorado
yo dejaré de ser criollo
para morir siendo gaucho.


Versos de Waldemar Lagos

miércoles, 28 de mayo de 2014

CANTO AL SUR

Porque anduve tus caminos
ya sos parte de mi vida
sos la tierra prometida
del sufrido poblador
por eso dejo esta flor
en la milonga sentida
y que sea brasa encendida
para cantarte mi amor.

Sur de los grandes desiertos
todo mi canto es por ti
sur de los brazos abiertos
sos la tierra que elegí
sur de lagos magestuosos
Ñire, Arrayán y Radal
sur de los ríos caudalosos
nieve araucaria y glaciar.

Me va llevando el camino
siguiendo siempre la luz
de este mi suelo argentino
que alumbra la Cruz del Sur.

Sur de tierras desoladas
de tristeza y coironal
sur de las cumbres nevadas
hielo eterno y manantial
sur que fuiste despoblado
para vos es mi cantar
sufre el paisano olvidado
solo por saberte amar.

Sur sufrido de lamentos
mi copla te llevará
como bandera en el viento
que a tu suelo cantará
lagos y valles de ensueño
en tu paisaje brindas
para ocultar la tristeza
que abruma tu soledad.

Me va llevando el camino
siguiendo siempre la luz
de este mi suelo argentino
que alumbra la Cruz del Sur.


Versos de Lucho Arenzo

EL CARDO

El campesino lugar
pinta su color agreste
y bajo un zarzal silvestre
se ve un zorrino trotear.
Nada se sabe ocultar
ni el silencio de oración,
trilla la imaginación
para salir del letargo
y altivo y solo está el cardo
honrando la tradición.

Con esa altivez de macho
se viste también de flor,
blanco y celeste color
da finura a su penacho,
y como se ha criado guacho
yo lo suelo acompañar,
nadie le podrá negar
su raigambre en la llanura,
sobresaliente figura
es el cardo singular.

En forma de escarapela
florece erguido y airoso
y al semillar caprichoso
cuida un rodaje de espuela;
y al plumerillo que vuela
que lo llaman “panadero”
al tomarlo prisionero
le piden con cierto aliño
muchos encargues los niños
por las casas y potreros.

Como cumpliendo un deber
en el jardín de una casa
enorgullece la raza
de quien lo supo traer.
Yo que te he visto crecer
entre plantas extranjeras
quisiera por donde fuera
encontrarte criollo cardo
y que te canten los bardos
para que nunca te mueras.

Versos de Roberto Reparaz

jueves, 22 de mayo de 2014

SANGRE GAUCHA

-¿Hay aguardiente, tata?
 -Ahí tenés en el frasco un poco ‘e caña;
pero tené cuidao al despacharte
y déjame un traguito pa’ mañana.
-La quiero pa’ curarme...
- ¿Y qué te pasa?
- Me trencé en el boliche y le asiguro
que faltó poco pa’ que entriegue el alma.
¡Eran tres contra mí!
-¿Les disparaste?
-Yo se lo juro por la pobre mama
que me cargaron fuerte
pero no les salté ni una pulgada.
-¿Te asistió la razón?
-¡Y claro, tata!
Dentraron a decir que los criollos
no sirven pa’ alcanzar un jarro de agua;
que se pasan la vida bajo un sauce
templando y destemplando la guitarra
y que tuita la historia de nosotros
es yerbiar y cantar como chicharras.
Yo no pude aguantar esos disprecios
y les dije a los tres esos que hablaban:
“No debe ser pa’ tanto, compañeros…
y aprendan a medirse en las palabras,
que a lo mejor un gaucho ‘e malas pulgas
que lo sobra al dorao en las agallas
les pega algún planazo por la jeta
pa demostrarles que no somos maulas”.
Se encularon los tres y contestaron:
“Y ese gaucho tan bravo, ¿dónde anda?
Lo queremos probar, pa’ ver si es cierto
que a lo mejor… resulta pura charla”.
“¡Ese gaucho soy yo!,  les dije al tiempo
que arrancaba el cuchillo de la vaina
y “¡ atropellen, canejo, que los hijos
de esta raza de tigres no disparan!”
-¿Y lo cargaron, m’hijo?
                                      -Me cargaron…
y salimos mano a mano en la parada…
Yo, con tres puntazos en el cuerpo,
y ellos, ¡con tres hachazos como zanjas!
-¡Ha peleao con razón! Lo felicito. 
¡Usté es un gaucho de mi misma cría!
¡Déme un abrazo juerte y vaya al catre
a ver si le curamos las heridas!...


Versos de Boris Elkin

EL HEROÍSMO DE PAIVA

            (relato)

“-Si es que Paiva se ha dormido
estando de centinela
hay que aplicarle la espuela
del código establecido.
Por lo tanto, Cabo Guido,
como sé de que se empaca,
ese gaucho y se destaca
por su soberbio derroche…
dispongo de que esta noche
duerma amarrao a la estaca”.

Al instante fue cumplida
la ordenanza superior,
y Paiva sufrió el rigor
de la pena consabida.
Con la palabra medida
de su voz clara y timbrada,
dijo: “-Aguanto la estaqueada
con toda calma paisano…
porque mañana temprano
quiero pelear con la indiada”.

“Pero después de luchar
como le cuadra a un valiente,
si no sufro un accidente
de aquí voy a desertar.
Y les quiero recalcar
ya que de guapo me alabo,
que no me asujeta el clavo
de promesas ni laureles…
Vine a pelear con infieles
y no pa’ servir de esclavo”.

Al enterarse el Teniente
de lo que Paiva decía,
esbozó una mueca fría
y repuso en tono hiriente:
“-Déjenlo que se lamente
que ya se le va a pesar,
no vengan a incomodar
con chismes, porque deduzco…
que ese gaucho como el cuzco
no sabe más que ladrar”.

Y cuando el gallo altanero
grabó su voz en el viento,
ya rumbeaba el regimiento
bajo el poncho del lucero…
Cabalgando en un overo
iba Paiva receloso,
observando cauteloso
los contornos del camino…
como olfateando el destino
en el campo silencioso.

Fue tremendo el encontrón
del regimiento y la indiada,
y una lucha encarnizada
hizo terrible explosión.
Unos y otros en montón
con esfuerzos denodados,
luchaban desesperados
entre gritos y alaridos…
mientras los muertos y heridos
caían  ensangrentados.

Con tanto empuje luchó
Paiva en aquella jornada,
que dentro la misma indiada
admiración despertó.
El Teniente que observó
su portentoso valor,
dijo al Sargento Mayor
mientras iban combatiendo:
“-Ese gaucho está pidiendo
la medalla del honor”.

Los indios se dispersaron
tras la derrota sufrida,
y en busca de su guarida
por el desierto fugaron.
Los milicianos quedaron
atendiendo a los heridos,
y en esos rostros curtidos
por los soles de la gloria…
Se vio de que la victoria
también tiene sus vencidos.

En el patio del fortín
el regimiento formó,
y por el triunfo vibró
con estridencia el clarín…
El cabo, Villamarín,
con los brazos bien abiertos,
rogó en los rudos conciertos
de unos versos emotivos…
La bendición pa’ los vivos
y el descanso pa’ los muertos.

Pidió entonces el Teniente
que Paiva se presentara,
pa’ que la tropa admirara
la figura de un valiente,
pero el soldado Vicente
al instante,  respondió:
“-Tal como lo prometió
Paiva la noche pasada…
después de vencer la indiada
de las filas desertó.”


Versos de Juan Pedro Carrizo

martes, 20 de mayo de 2014

POR SIEMPRE RANCHOS

Barrancas de la historia
pilares de añoranzas
reflejos de malones
de boleadora y lanza
gemido de cautivas
alaridos de pampas
carga de los blandengues
el fuerte, con su estampa
laguna de los ranchos
recuerdos, remembranzas
colonos que vinieron
desde España, de Francia.
Ranchos de pajonales
de criollos a la usanza
montando redomones
poblando tus estancias
luego vino el progreso…
independencia y patria
despertando tus sueños
despertando tus ansias
y hasta la cruz del sur
en noches estrelladas
ilumina tu suelo
de silenciosa calma.
Ranchos de los misterios
Fortín de la gauchada
eres huella, eres triunfo
eres, tierra sagrada
y eres la melodía
de una canción dorada.
Dormiré un sueño eterno
de existencias pasadas
y aquí, en mi suelo Ranchos
vendrán las alboradas,
luceros refulgentes
y el sol, por las mañanas
dará rumbo a los vientos
que entre aroma y fragancia
reflejarán tu nombre,
tus mentas y semblanzas
Ranchos por siempre Ranchos
mi tiempo, es la nostalgia
cobijando, estos versos
de corazón, con alma.


Versos de Adolfo A. Giles

lunes, 19 de mayo de 2014

LA DECIMA

        (fragmento)
1
Fue una canora bandada
venida del huerto hispano
que en el cielo americano
se dispersó alborozada.
En la selva conquistada
y en el matorral tupido
de los llanos, hizo nido,
y en la amplia selva salvaje,
al nuevo sol, su plumaje
tomó nuevo colorido…
2
Y allá también fué el piafante
corcel que llevara encima
la más resonante rima
como un caballero andante.
Cruzó la llanura; errante
pasó por cumbres y atajos;
vivió en esteros y bajos
y asumiendo nueva estampa,
aclimatado en la pampa
soportó nuevos trabajos.
3
Se interna en el entrevero
de las batallas cruentas
con las huestes irredentas
que arrollan al extranjero;
tiene allí con el lancero
el empuje de un torrente,
cuando atacando de frente
como un titán se abalanza
en esas cargas a lanza
que cobran un continente!
4
Toma parte en los aprestos
de aquella campaña heroica
y lleno de un alma estoica
tiene sublimes arrestos;
diseña gloriosos gestos
bajo recientes banderas,
ve disputar las fronteras
a balazos y a facón,
y hace suya la misión
de las libres montoneras.
5
Le brinda el suelo nativo
la sombra de sus palmares
y le azotan lo ijares
el pampero fugitivo.
Cuando el gaucho audaz y altivo
con sus espuelas lo incita,
el azogue que palpita
en sus músculos se exalta,
¡y un vértigo sobresalta
a la llanura infinita!...
6
Cuando a aventuras de amor
el paisano lo conduce,
caracolea y se luce
con atildado primor;
ágil galopa, y su ardor
se cubre de espumas blancas,
salva arroyos y barrancas,
y el episodio termina
con la fuga de una china
que el gaucho se lleva en ancas.
7
Pero, ¡que melancolía
en su acompasado paso
cuando, a la hora del ocaso,
se pierde en la lejanía,
cargando con la agonía
de un corazón campesino
que va haciendo su camino,
las riendas largas y flojas,
con un compás de coscojas
y un “triste” lacio cansino!
8
Compañero del carrero
que pensativo y sin gana
mueve apenas la picana
que cruza sobre el apero,
de su humildad aparcero
atenuó su fibra inquieta,
y hermanado a la silueta
de ese cantor errabundo
marcha atado -por el mundo-
el perno de la carreta…
9
Se ha impregnado del perfume
del trébol y la gramilla,
y su alma fresca sencilla
toda inspiración resume.
Su espíritu agreste asume
la conmovida guitarra
cuyo corazón desgarra
con tosca mano el paisano,
y su acento es una mano
que el corazón nos agarra.
10
Caballo de Santos Vega,
cuerpo y alma de centauro
¡también se merece un lauro
porque compartió la brega!
Flete que el ritmo despliega
de un andar escarceador,
tiene por dueño y señor
el numen franco y desnudo
del gaucho lírico y rudo
que ha sido su domador.
11
Para el ingenuo paisano
necesidad y consuelo:
ave que detiene el vuelo
al alcance de su mano…
Con su dulce acento humano
el funde su mismo acento,
y su pena o su contento
laten con vuelo tranquilo
en las alas del “estilo”
que los prolonga en el viento.


Versos de Emilio Frugoni
                    -uruguayo-

miércoles, 14 de mayo de 2014

CAMINO...

Contemplo desde mi rancho
el camino que se pierde,       
en ese horizonte verde
que tiene aspecto tan ancho.
A mis pupilas ensancho
con inefable placer,
para dejarlas correr
con varonil arrogancia.
Pues para mi la distancia
tiene encantos de mujer.

Camino que está escoltado
por una guardia de cardos,
que son lo mismo que nardos
para el gaucho enamorado.
No sé que fin anhelado
tiene su fe distendida,
que con marcha decidida
va por los campos cruzando…
como si fuera buscando
los misterios de la vida.

Cuando aparece la aurora
sobre el cielo desteñido,
con vaporoso vestido
y sonrisa tentadora,
nuestra calandria cantora
lanza su trino valiente,
y el camino lentamente
va recobrando su brío…
gozoso porque el rocío
lo salpica suavemente.

Al llegar el medio día
cuando el sol con su color,
le deja un beso de amor
que fructifica en poesía..
el camino que se amplía
después de cruzar el cerro,
palpita con el cencerro
de una tropilla entablada…
que corre como impulsada
por los ponchazos de Fierro.

Y cuando el atardecer
pone un tinte de tristeza,
recién el camino empieza
su carrera a detener.
Entonces se puede ver
sobre el paisaje sencillo,
la rama de un espinillo
sus flores enarbolando…
y dos tordos cabalgando
sobre el lomo de un potrillo.

Cuando lo cubre la noche
con su sombra funebrera
y el llanto de la tapera
le pone trágico broche,
pensamientos en derroche
me clavan un dardo fino,
y mientras labro mi trino
con esperanza encendida…
la luna media dormida
se recuesta en el camino.


Versos de Juan Pedro Carrizo

miércoles, 7 de mayo de 2014

INDIO DE AVANZADA

Desde chico mi intención
fue vivir entre camperos,
defendí el unco y el cuero,
las clinas fue mi afición;
revivo en la tradición,
¡no hay tranquera que me ataje!,
y ansí rejunté coraje
en mi Patria, en otros días,
y yevo en las venas mías
raza y sangre de salvaje.

Yo soy un indio genuino
y arremeto con pujanza.
Mi guitarra es una lanza
por eso ante ella me inclino,
estando el puño argentino
férreo, con mano de fiera,
que ella cruja no esaspera
en su dulce diapasón
y vibre con emoción
una milonga campera.       

El que me oiga de pasada
esto que digo cantando
de que no ando relinchando
como trompeta, en yeguada.
Soy de una sola pisada,
yevo el corazón latente
porque voy serenamente
junto a mi Patria, al confín,
y alerta como el clarín
tengo bien alta la frente.

No quisiera arremeter
si de  atrás andan charlando,
es porque a veces soy blando
pero… cuando quiero ser…
Y si me toca caer
vencido en una patriada,
que mi guitarra templada
me sirva como mortaja
y ansí pongan en su caja:
¡murió el indio de avanzada!

Versos de Héctor Gómez Porcel

                      “El Pampa”

domingo, 4 de mayo de 2014

CANTOR Y... TRUCO

Cuando en la noche se acuna
la luz fulgurante y bella
de alguna tímida estrella,
reflejada en la laguna…
por envidiosa la luna,
se contempla en un jagüel…
cuando el rocío, por fiel,
humedece el pasto lacio…
alza su voz al espacio…
Mario Triviño Montiel.

Hoy, cuando el tiempo disgrega,
la línea demarcatoria,
de aquel “mojón” en la historia,
de incomprensibles “refriegas”…
en “los blancos” de Villegas,
en las lanzas de Catriel,
del “malonero” tropel,
en lucha y en competencia
de allí, recogió su esencia,
Mario Triviño Montiel.

Cuando a cualquiera, le conste…
que’l pájaro en su donaire,
puede escribir en el aire
todo el concierto del monte…
cuando el sol, al horizonte,
lo hace sangrar, sin ser cruel,
cuando amaina su tropel
la “yeguada cimarrona”…
alza su voz redomona
Mario Triviño Montiel.

Cuando en la noche silente…
preñada de florilegio
se percibe un dulce arpegio,
que no está, pero se siente…
cuando el mar -monstruo rugiente-
por encontrar su nivel…
por indómito, por cruel,
destroza rocas y amarras…
alza altiva su guitarra,
Mario Triviño Montiel.

Versos de Jorge A. Soccodato